Yo antes, es ahora

No sólo el título es sugestivo en esta obra.

Presenciamos un juego que va de la interacción espontánea con el público y lo que está ensayado, estructurado, hecho una y otra vez. Y en esa interlocución se manifiesta abierta y descaradamente quién tiene el poder del juego. En esta primera función de Tumakat en el Festival Impulsos, se crearon complicidades con la audiencia pero también roces. Hubo algunas tensiones provocadas por preguntas o respuestas retadoras del público, y por el vértigo que se creaba en ese estado “abierto” del espectáculo. Lo interesante de ver es la velocidad con que los intérpretes  aprovechan cada interlocución y le dan un giro a veces impositivo y casi siempre con humor. O mejor dicho, el humor surge de esa imposición,  por esa necesidad de afirmar quién está en el timón.

Tal vez el mejor momento de la obra surgió justamente en esa interacción con el público, donde dos espectadores reaccionaron a lo que venía proponiendo uno de los bailarines y se atrevieron a descargar sus propias manifestaciones artísticas: uno leyendo un poema, otro cantando con majestuosidad. Ese momento resultó tan emotivo que hasta tuve la duda de si había sido planeado, si esas dos personas también hacían parte de la obra. Posiblemente esas dudas que se van creando cada tanto, sobre lo que está claramente ensayado y lo que sucede exclusivamente en cada función es lo que hace atractiva esta pieza.

Las escenas en que los bailarines hacen movimientos de Cunningham y de ballet, y después dicen lo que acabaron de mostrar, y la venia de despedida final, nos remiten directamente a las obras de Jérome Bel Cédric Andrieux  y Véronique Doisneau; en cambio hay otros momentos de destreza mucho más interesantes como el baile anunciado como “epiléptico”, o cuando un bailarín habla lo más rápido que puede de todos los pasos que va a hacer “ahora” y que nunca hace.

Creo que justamente lo maravilloso es lo que se anuncia que va a suceder y no sucede nunca. También nos sorprende aquello que no está anunciado y de pronto transforma la percepción por un cambio en el ritmo, la elasticidad del espacio escénico o la puesta de luz. Y no es cualquier corporeidad, los cinco intérpretes son aguerridos y fuertes en sus cualidades, pero, sobre todo, logran que el espectador se conecte con sus formas de moverse y su elocuencia frente al micrófono.

……………………………

Yo antes, es ahora se estará presentando nuevamente en la Fundación Gilberto Alzate Avendaño hoy, a las 8 pm, dentro del marco del Festival Impulsos de Bogotá.

 

Scroll al inicio