Materia Material

La obra comienza con una imagen contundente y bien construida. Un cuerpo masculino desnudo en posición fetal que es alumbrado cenitalmente por una luz blanca, fría e intermitente. Una intranquilidad primaria lo aqueja, mostrándose víctima. En un desarrollo prolongado, este estado de descontrol se vuelve control y aparece lo humano hasta terminar en puro agotamiento. Luego, aparece la imagen del mismo cuerpo acostado sobre una cama de luz, una visión que nos recuerda la muerte.

Aparece el cuerpo femenino, al costado opuesto de la escena, con la cabeza enjaulada y con un juego de proyección interesante, pero tal vez extendido en el tiempo. Este cuerpo también parece aquejado por la misma causa, lo cual es sugestivo hasta cierto punto, pues no encuentra un desarrollo muy claro.

Seguidamente, el cuerpo masculino tiene a la vez una presencia real y otra virtual, gracias a una proyección de video en vivo. Esta vez, un trazo recorre la piel, dejando una huella. Un bello artificio que, a mi gusto, no encuentra justificación.

Luego, otro juego con video en donde ya el bailarín vestido nos enfrenta, y detrás de él se despliegan varias imágenes repetidas de él mismo. En la escena, él no se mueve, en el mundo virtual, muchos de él lo hacen.

Pasada la mitad de la obra, el bailarín nos ofrece una danza energética, en relación a su respiración, como una activación de su vida. A pesar de que el movimiento tiene destreza técnica y la presencia tiene una cualidad clara, este momento también se extiende demasiado y no encuentra desarrollo.

Luego, intempestivamente, aparecen otros cuerpos jóvenes que atacan con acciones concretas al personaje. Regresa la mujer de cabeza enjaulada y se ubica de espaldas a nosotros. Es un momento que cambia la dinámica ya establecida por mucho tiempo, lo cual es positivo, pero que, desde mi punto de vista, le falta trabajo a nivel corporal y de presencia; lo cual hace de la escena algo extraño, poco engranada.

La pieza construye muchas imágenes bellas, la sentí como una propuesta visual poderosa, pero sin conciencia de que la danza es un arte del movimiento y no sólo de la imagen. Desde mi sensibilidad, encuentro una debilidad en la dramaturgia en tanto que propone un tiempo más cercano al del  Performance que al de la danza. Lo cual hace de la obra una pieza difícil de disfrutar. Puede ser un tiempo meditativo, interno, pero tan reiterativo que abruma y sin atención sobre el ritmo. Además, la sonoridad continua y similar no da tiempo para respirar, así que se genera una sensación extraña, de un estado de calma, pero sin pausa.  Vale la pena mencionar que la música en sí no es el problema, puesto que es de gran calidad; se trata más de su uso permanente.  En general, me quedo con la sensación de un trabajo recién parido, con enorme potencial, pero con necesidad de atención y alimento.

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Materia material de José Flórez, se presentó en el marco del Festival Impulsos 2013, de Bogotá.

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