Transpeluche, cuentos de un viaje

Érase una vez los átomos.
No soy física ni filósofa
pero tengo cuerpo,
soy materia.

Trans
Prefijo,
que atraviesa,
que sobrepasa,
de un lado a otro,
del otro lado,
a través de y más allá.

En un espacio, mover.
Cambiar de lugar, desplazar, transitar.
En un cuerpo, mutar, transformar.
En el tiempo, transcurrir.
En el ser, disponerse a otro estado.

¿Cómo inicia transpeluche?
Viaja y muta por un país,
lo atraviesa con el cuerpo, se mueve.
Traslada la piel, la carne, los huesos, los órganos.
Atraviesa cordilleras, desemboca al Caribe. 
Tiene pelo, y en su transitar, mueve el peluche.
Lleva consigo cada átomo,
moldea su materia para ser alma.

Peluche tour
Somos átomos que viajan en el transporte público,
vamos en flota (autobús) de Bogotá a Barichara y de Barichara a Bucaramanga.
En avión de Bucaramanga a Barranquilla, haciendo transbordo en Bogotá.

Durante el viaje nos preguntaban. ¿ustedes qué son? ¿Una banda? ¿un grupo musical?
Casi ¿pero de qué tipo de música ? Somos cumbia punk zen tropical.
Hacemos sexy pogo, perreo y pechiche contemporáneo.
¿Cómo se llama el grupo?
Danza común.
¿van de tour?
Sí, el del peluche.

Los peluches: Bellaluz Gutiérrez, Brigitte Potente, Daniela Gómez, Juliana Rodríguez, Jenny Angélica Angulo, Ricardo Villota, Gabriela Abello siendo del Sol, Vladimir Giraldo, Juan Camilo Forero, Ludwing Gutiérrez y yo, María Cristina Méndez.
Somos átomos, juntos, molécula.

Previo al tour, que arrancó el 22 de enero de 2024, nos reunimos desde noviembre de 2023 en Bogotá para empezar nuestros laboratorios de movimiento, así como la preparación de la residencia en Barichara en el Taller de Papel y del trabajo en Barranquilla con la Puntica No Má.

Yo pedí sumarme a esta experiencia y generosamente fui recibida por Danza Común y su directora, Bellaluz Gutiérrez. Luego de haber participado del Centro de Experimentación Coreográfica me había quedado inoculado el deseo y una necesidad vital de investigar desde el cuerpo.

El papel y la fermentación.
La fermentación empieza a gestarse en Barichara, en el Taller de Papel.
El Taller, una antigua fábrica de tabaco, ahora con un trasplante de jardín y un salón para la creación y circulación llamado La Colombiana.  
Fique, piña, papiro, cáñamo, manicacao, maguey y achiote.
Artefactos, herramientas, utensilios y prensas.
Cuerdas y ganchos de ropa, con hojas de papel extendidas para su secado.
Las fibras naturales, las herramientas, los materiales y el papel cobran vida gracias a las manos de las artesanas que trabajan en el lugar.
El taller es un testigo del papel de las mujeres, de las mujeres en el papel.

Compartiré solo un pequeño elemento del trabajo del papel y del saber que nos dieron las artesanas, su generosidad no cabe en estas letras que ni siquiera están escritas en papel.

Hacer papel con fibras naturales requiere de trabajar plantas, de quitar cortezas hasta hallar fibras, de macerarlas, jalar, pelar, desvestirlas. La fibra no es obediente, pareciera indómita, pero la intención no es domarla, sino suavizar, conocerle, trabajar con ella. Una vez se llega a la fibra, se pone en remojo por unos días, para que se ablande, y ahí se fermenta un poco. En el caso del fique, la fibra, además, se peina.

Para que las fibras remojadas puedan convertirse en papel, se licuan, quedan reducidas a partes muy pequeñas, esas partes se aglomeran en algo que llaman pulpa, como los átomos y la molécula. Esta pulpa se sumerge en piletas de agua, por allí pasa a los bastidores que atrapan la fibra sumergida en agua, el contenido del bastidor se escurre y se pone a secar, ahora es papel. Una vez el papel de fibra está seco, pasa a una prensa donde caben hasta 4000 hojas de papel, la prensa les pone un peso 4 toneladas, más que aplastadas quedan  planas.

Reel IG Danza Común en el Taller de Papel
https://www.instagram.com/reel/C2lfsv4semx/?utm_source=ig_web_copy_link&igsh=MzRlODBiNWFlZA==

Con lo contado del trabajo de las amigas artesanas, traeré algunas de las sensaciones de nuestro encuentro de saberes y movimiento con ellas. Propusimos una conversación desde el sentir y el cuerpo para habitar el lugar con las artesanas, el cuerpo como material, igual que la fibra buscó jugar con sus capas: piel, pelo, carne, hueso; investigamos e incorporamos las formas vegetales de la fibra y de su camino de trans-formación para ser papel. Igual que la fibra que se ablanda en agua, esta residencia nos ablandó y suavizó entre abrazos, masajes, movimiento, escucha y creación.

Este espacio de creación propiciado por el Taller de Papel y Danza Común fue territorio y comunidad, las sinergias de saberes, abrigaron y abrazaron, remojaron, suavizaron y permitieron fermentar la sensibilidad por la presencia y la escucha, por valorar la consciencia de estar en un lugar al que retornamos con las performancia del cuerpo que se mueve y habita el mundo. Igual que la fibra que se remoja y fermenta para ser papel, nos fermentamos. 

Además de materia somos ánima.

¿Quién se queda en Papi quiero piña?
Salimos de Barichara el sábado 27 de enero,
pasamos en bus por el Cañón del Chicamocha. 
El chofer gritó ¿Quién se queda en Papi quiero piña? El inexistente y famoso parador de Floridablanca, la primera vez que escuché de este lugar fue en 2014, cuando era una antropóloga de verdad, de esas que hacen trabajo de campo.
No nos quedamos ahí.
Llegamos a Bucaramanga, 
bailamos los pasos del peluche con la familia de Jenny y sus vecinos,
después de fermentarnos, empezamos a convocar el peluche.
Pasó la noche del sábado.
Al otro día, domingo, fue el trans-bordo. Volamos a Bogotá y luego a Barranquilla. 

En Barranquilla me quedo
En Barranquilla me recibió mi amiga y colega Nathaly Molina, y su perrita Cuba. A quienes agradezco su inmensa generosidad. Por ahí dicen que “más enredado que Ciudad Jardín”, pues ahí me quedé. Reencontrando una amistad que nació hace más 15 años en la Universidad Nacional de Colombia.

En una letanía, Daniel Angulo decía
Las cuatro mentiras del Carnaval:
que mañana te pago,
que ya no bebo má,
que la última y nos vamos y
la puntica no má.

Había una vez, un taller de  muñecones.
Semana de precarnaval,  lunes antes de guacherna.
Llegamos a la Sede Puntera,
el centro de operaciones 2024 de la Puntica no má.

La puntica no má, con base a la letanía de Daniel Ángulo, uno de sus fundadores, toma su nombre y se consolida como comparsa en 1999, año en el que se despliega como performance colectivo del Carnaval de Barranquilla.

Para 2024 La Puntica ya tiene 25 años y se estrena en la Batalla de Flores del Carnaval de la 44, el carnaval del bordillo. 2024 es el año del peluche vibrante, en La Puntica cada año tiene un tema, cada año sólo empieza hasta que finaliza el Carnaval. Siento que coincide más con año Nuevo chino. 

En  enero de 2024, en un proceso de colaboración Danza Común y La Puntica No Má se reúnen para explorar desde el cuerpo y el movimiento, nuevas formas, gestos y lenguajes para crear y performar colectivamente en el Carnaval.

La sede puntera,
el patio de una casa en el barrio El Prado,
un patio con todos los juguetes y los peluches,
con palo de mango y palmera,
con una piscina vacía que lo hace surreal.
El mango, como sombrilla, protege a los artistas y a sus obras.
Encontramos muñecones, gigantes y enanos,
seres galácticos, llenos de color, lentejuelas y brillo,
con pelaje y peluche.
Detrás de estas estructuras, los artistas y cómplices:
Gustavo Vejarano, director de arte 3D.
Y un nutrido equipo de arte 3D:
Robin Ortíz
Flavia Rosales
Yuyo del Valle
Rafa Velilla
Salomé Saavedra
Mónica Rosales
Juan Betancourt 
María Bravo 
Rosana Cardenas 
Deyana Acosta 
Flavia Rosales
Jhon Jiménez
Trubaik
También  Zulu Padilla, director general.
Orlando Carvaja, gerente y productor.
Pamela Barrios, directora de comunicaciones.
Margarita Velilla, productora de arte.

Érase una vez el laboratorio de la piscina vacía
No soy física,
pero medí mi energía y, en simultaneidad, otras.
Percibo como transmutan sus estados.
No soy física,
pero ver el cambio de energía de tantos cuerpos en una piscina que no tiene agua
no es un experimento mental, no es una paradoja. 
Fue el laboratorio con Danza Común y La puntica no má.

Reel La puntica no má sobre el taller
https://www.instagram.com/reel/C3_bkJeLIp3/?utm_source=ig_web_copy_link&igsh=MzRlODBiNWFlZA==

Al inicio de otro cuento dije que era átomos viajeros.
En Barranquilla, ya no era sólo asunto de materia sino también de energía.
Por una semana estuvimos en un patio y en una piscina vacía, fuimos  unidades de energía.
El movimiento, la sensación, el contacto, el calor, el sudor y el estudio peluchistico
permitieron desplegar estados simultáneos de la expresión de nuestros cuerpos,
tímidos, amorosos, sensuales, cómicos y divertidos.
Todas juntas como partículas entrelazadas.
Encontrar otras danzas desde el contacto,
inventar algo suave , el lovely/sexy pogo trayendo al cuerpo la técnica milenaria del pechiche, cantar y bailar No sabes bien lo que bien sabes, tú haces fantasía realidad.

Explorar el peluche,
¿cuál es la relación entre nuestra pelvis y su suelo?
¿Cómo crear y expresar desde este lugar?
¿Qué dinamiza?
¿Qué nos sugiere a nivel de expresión?
Encontrar respuestas desde el cuerpo
en mover la pelvis y empezar a soltarla,
saber que en este caso el estímulo del movimiento lubrica… las articulaciones.
Disfrutar de la ondulación, aprender de lo curvo del cuerpo,
transmitir la energía con la mirada, que vibre el cuerpo y la voz
desde un pequeño movimiento, llevar a otros cuerpos una onda de contagio.
Llevar esa sensación a otras superficies, a otros cuerpos y desplazarse,
incorporar las pausas desde la imaginación, pensando que componemos fotos.
Descubrir que esta exploración es leída como provocación para el mundo,
¿Es malo? ¿Vulgar? ¿Vergonzante?¿Inmoral? ¿Impúdico?
Entre la sátira, la burla, la pena, la culpa y el disfrute, 
¿cómo vivimos el peluche?
¿Puede aparecer en nuestro cuerpo o gestualidad? 
¿Puede ser nombrado solo en lo privado?
¿Es un bloque, sólido, tieso que conecta las piernas con el tronco?
Un movimiento vital pero olvidado, escondido, ocultado, tapado.
Con los días apareció el vaivén del pelvico,
Y así, siendo espectaculares, lucimos el peluche.
Con todo lo que cuento, sé que sigo quedando en las superficies de una piscina vacía y profunda.
Lo que sí sé es que, una vez hecho el taller con la Puntica no má, despuntada no hay.

De este bello ejercicio, el viernes 02 de febrero, día de la Guacherna,
desplegamos en colaboración de los y las participantes al laboratorio
Peluche, una creación que transmite una investigación del movimiento que conversa con el Carnaval.
Al sábado siguiente, las amigas de danza común regresaron a Bogotá.
Yo me quedé una semana más. Aceptando la invitación de la Puntica No Má a participar de la Batalla de Flores. Ricardo Villota también se quedó en Barranquilla para vivirlo.

Érase una vez un peluche.
¿Ser virgen de nuevo?, 
transitar.
Soy transpeluche.
Ponerle el cuerpo a la fábula del peluche de Flavia Rosales.

En la semana Zulu me dijo:
La primera vez te va a doler pero te va gustar; mientras tanto, se probaba una de las esculturas móviles, uno de los cabezones que performarán en la batalla de flores. Reímos juntos.

Como ya conté,
es la primera vez que La puntica no má sale en la 44.

Vírgenes no son, pero esto cuenta como primera vez.

Igual que quien se prepara para un encuentro amatorio, los punteros recargan sus poderes y seducción para lo que se viene el 10 de febrero.

Desde el martes empecé a construir mi vestuario, sigo pensando en mi personaje que aún no tiene nombre, no sé quién es, no sé quién soy, aún no nos conocemos. He pensado en que quiero que algo de su ser refleje el movimiento de los seres del mar, que parece que flotan pero tiene un movimiento denso. 

Zulu me llevó a la 72, conseguí una tela verde agua marina con lentejuelas, parece una red, como algas que se enredan, compré cintas y lentejuelas grandes, también flequillo verde limón, tijeras, alfileres, tiza, un metro de costura, hilos, aguja. Aún no sé qué tiene que ver lo uno con lo otro. Quiero hacer una falda sin coser, avanzo en la falda. Gustavo me dice con cariño que no voy ni en la mitad del personaje. 

Poseo problemas de identidad peluchistica. ¿Qué tipo de peluche soy? 

Después de andar una semana moviendo mi peluche con Danza Común, me doy cuenta de que no le he preguntado quién quiere ser. Esa activación colectiva de movimiento pélvico, la sacudida de energía con el set de pasos del peluche (básico, brillo, tecleada, castígalo, frótalo, todo bien, robot, explosión galáctica y peluche al piso) son pulsiones que siguen presentes, los otros estímulos vienen del taller y de la curaduría que se construye en el patio de mano de los artistas y para la comparsa.

Me voy pensativa a la casa de mi amiga Nathaly, que me recibió en Barranquilla.

Despierto en la madrugada, vuelve la pregunta del peluche.
Agarro el lápiz, recuerdo mi nombre mágico, es Anémona.
Me dibujo en una estructura que parece una nube, como si me envolviera pero al tiempo flotara alrededor mío.
Vuelvo a dormir, me arrulla el sonido de la brisa, me recuerda a los sonidos de monstruo que hacen mi sobrinos. Tal vez anémona sea mi nombre de monstruo, también lo uso en Bumble.

Gustavo me aconsejó crear un boceto para desarrollar el concepto, lo hice pero lo que llevo aún se siente lejos de mi idea. Tengo trabajo por delante.

Es miércoles, casi medio día, llueve, todos empezamos a resguardar los muñecones, ponemos plásticos, descolgamos, cubrimos y protegemos las esculturas móviles. Es una lluvia atípica en la temporada. Aunque nadie lo dice, en el interior invocamos conjuros y peticiones para que no llueva el sábado, pensamos en el maquillaje , trajes y muñecones mojados y tocamos madera pidiendo que brille el sol y brille el peluche.

Todo el día lloviznó, Jhony me apadrinó en la tarde, fuimos al centro en busca del material, que conseguimos entre tiendas de materiales de colchones, insumos para zapatos y jugueterías. Vamos y volvemos en un bus por la 38, hablamos de la vida, los amores, los sueños y saltamos de charco en charco atravesando el centro, pienso que parecemos ranas que dan zancadas. Volvemos al taller, me enseña a trabajar la espuma. Dibujo, corto, ondulo y pego pliegues sobre pliegos de espumas delgadas.

En la mañana siguiente Jhonny me ayuda a pegar lo cortado, jugamos, avanzamos en armar una estructura, ahora parece una banda de reina, juego a ser una reina, pero ¿soy una reina? Por ahora todo está en blanco, estoy agotada. Hoy el clima estuvo mejor.

Empiezo a pensar que necesito color en lo que quiero hacer, el material es blanco.

Tienes que ir esta noche para que te desvirguen, me dice Flavia en el taller de la sede puntera. 

Soy Virgen porque nunca he salido en la comparsa,
Esta será mi primera vez.

Vamos a la fiesta de vírgenes,
proceden las provocaciones para que el sábado vayamos directo a la desvirgación.
Llegué tarde y me perdí el performance de Xair Venado,
Yura Navarro, maestra champetera y bailadora, 
sus cápsulas de  champeta, nos dice que guardemos energía pero se manda los básicos con la velocidad del correcaminos.
Luego bailamos los pasos del peluche con Ricardo.
Vemos por primera vez otros punteros vírgenes, nuestras miradas sonríen.
Nos dan la manilla de la comparsa y la fiesta. 
Sobre una cinta fucsia, hay seres de colores y letras que dicen El peluche reluciente, rompe y brilla.

Terminamos la noche en Barrio Abajo, en la Fiesta del Río.

Es viernes,
solo queda un día antes de la Batalla de Flores. Hace sol.
Llego convencida en volver a ser una especie de nube flor flotante.
Ahora sé que necesito color.
Me ayudan a medirme de muchas formas la estructura, aún tiene algunos bordes sueltos.
Me doy cuenta que se adapta bien en diferentes posiciones, si cae en el cuello su punta
cae en mi pubis.
Voy del patio al garaje donde hay un espejo, me miro y me echo a reír.
Me doy cuenta que puesta así parece una vulva.
Soy una vulva.
Soy un peluche. 
Mi peluche es El peluche.
¡Eureka!
Voy al patio y les digo a todos: ya sé que soy una vulva. Ahora sí, soy el peluche.
Se ríen.

Robi me dice, pinta eso rápido, aprovecha el sol para que se seque la pintura. Me enseña a usar el compresor.
Doy la primera mano de pintura azul pitufo a la estructura. 
Turbaik me dice, recuerda que esa pintura así se puede caer.
Doy una segunda y tercera capa a lo largo del día.
María se ríe de verme convertida en vulva, ella tomó el taller la semana pasada, entiende mi intensidad.
Les digo que le haré un tocado y que ese será mi clítoris. 
Yuyo me dice, pero que sea rojito. Terminó siendo lila.

Salgo a comprar ojos de móviles de juguete para pegar a mi tocado, es una idea que tomé de Nathaly, mi amiga.
Se va el sol.
Ya se secó mi vestido/traje de vulva.
Empiezo a probar la estructura para bailar.
Salimos con Ricardo a bailar a la calle.
Gustavo me pasa una peluca verde neón.
Tengo pelo verde, un vestido azul, soy una delicia galáctica. 
Reciclo una tela de peluche fucsia que encuentro en el taller, me la llevo a la casa,
la recorto en forma de corazón para ponerla en mi pubis.
Tendré peluche en el peluche.
Me estoy transformando, soy transpeluche.
Ahora comprendo la fábula del peluche de Flavia:

Esos seres voladores, luminosos, psicodélicos, galácticos, transgéneros, brillantes (ahí todos ponen como se ven en su interior) y entonces la Mondonguera abrió su corazón y mostró su gran linaje diciendo:

SOLO ROMPIENDO EL ESTUCHE, BRILLA EL PELUCHE

Lucir el peluche.
Nombrarlo,
devenir Peluchochi.

Duración 
Sábado 
La mañana
El mediodía
La tarde
La puesta de sol
La noche
La media noche
Domingo
La madrugada

Odio las guerras,
mi única batalla será de flores.
Me enamoras, Barranquilla.

La tradición parió la transgresión hace 25 años.
Este año se desborda en la 44 para contestar al poder.
Se entra por un restaurante y al fondo un parqueadero,
ya veo los muñecones y las carpas de la zona de maquillaje.
Es cerca de la Troja, esta es hoy la sede puntera, el lugar de la transformación.
Body painting con aerógrafo,
glitter, purpurina, polvo de hadas, polvo de estrellas,
seres galácticos, de peluche, de color, de látex, de lentejuela.
Neón, mallas, tops, turbantes, extensiones, pelucas.
Báculos, tocados, sombreros, máscaras,
piel a la vista, piernas, nalgas, pezones, dorsos desnudos, 
se rompió roto el estuche.

Paso en calzones a la zona de maquillaje, me pintan la piel de plateado, me hacen líneas fucsias en piernas y brazos.
Me pongo otros calzones de malla y me acomodo mi corazón de peluche en mi peluche.
Me pongo la falda de algas.
Me aseguran la peluca neón, me peinan con laca, la ponen y la aseguran con ganchos
Maquillan mi cara, mis párpados con fucsia y mis labios azules.
Escarcha y polvo brillante por toda la piel
Me pongo mi traje de vulva y mi tocado de clítoris.
Parezco una nube flor.
Aún falta tiempo para salir, bailo, floto.
Me preguntan cuál es tu personaje, digo una vulva.
Lo digo en inglés: vayaina, los extranjeros ríen.
Alguien me llama la vulva real.
Escucho la canción Chocho, de Charles King.
Rompo el estuche, 
el peluche baila el chocho,
una redundancia.
Soy Peluchochi.

Empezamos a alistarnos para unirnos a las comparsas a eso del mediodía. 
Tiempo después entramos al Carnaval de la 44.
Somos una corriente de color y brillo. 
Desembocamos en el mar de gente, 
niños, abuelos, personas de toda edad y género bailan con nosotros en la calle.
Reímos y cantamos juntos a nuestro paso,
¡Ue ue ue ue ue, esooooo!
¡Cumbia, millo, tambó! La danza del garabato.
Yo te amé con gran delirio de pasión desenfrenada,
te reías sin martirio de este pobre corazón.
Los muñecones también bailan.
Jugamos y reímos con quienes nos animan en el público.
Terminamos la comparsa con el corazón lleno de felicidad. 
Llegamos a la Plaza de la Paz.
Continuamos un rato de baile ahí. 

Los seres galácticos performaron una fiesta ambulante por La 44.
Antes de caer el sol, vamos a Barrio Abajo.
Llegamos al Estadio Edgar Rentería. 
Tomamos sancocho.
Nos quitamos los zapatos, nos masajeamos los pies.
Después de la euforia, hablamos, surgen abrazos y nuevas complicidades punteras,
los abrazos, el pechiche.
Vamos a la fiesta del peluche reluciente.
Los estuches ya están rotos y el cuerpo cansado.
Ya es de noche y sigue el brillo,
empieza la posverbena.
Los peluches vienen, alumbran en la oscuridad,
se activan luces led en los cuerpos,
también aparecen las fluorescencias, 
maquillaje neón en la piel,
lentejuela, plateado, fluorescencia.

A Danza Común y La puntica no má.
Mi corazón con Zulu, Flavia, Gustavo, Robinson, María, Yuyo, Trubaik , Jhony, Rosana y Nathaly.

La puntica no má
Rompe el estuche, brilla el peluche

Dirección general: Zulu Padilla / Gerencia y Producción General: Orlando Carvajal / Dirección de Comunicaciones y PR: Pamela Barrios C / Equipo de Fiestas & Curaduría Musical: Alexis Pacheco, Carlos Mario Mojica “Don Alirio”, Keren Vargas / Dirección de arte 3D: Gustavo Vejarano / Asesora de procesos​​ transversales: Flavia Rosales / Dirección de escenografía: Laura Echeverri: Producción de arte: Margarita Velilla / Director de maquillaje: Ed Bernal / Dirección de arte 2D: Kattan Kattan / Community Manager: Sandra Manzano / Daniela Turbay , Roberto Estrada / Póster fiesta: Angélica Liv / Coordinación de inscripciones: Salomé Saavedra / Curaduría de personajes y Jefe de Prensa: Ledys Aristizábal / Dirección comercial: Mafe Barrios / Asesor estratégico: Pacho de Castro / Equipo de arte 3D: Robin Ortíz, Flavia Rosales, Yuyo del Valle, Rafa Velilla, Salomé Saavedra, Monica Rosales, Juan Betancourt, María Bravo, Rosana Cardenas, Deyana Acosta, Flavia Rosales, Jhon Jiménez.

***

Este trabajo fue desarrollado por la Compañía Danza Común en enero de 2024. Las acciones fueron realizadas en el marco del proyecto Centros de Danza y Movimiento del Ministerio de las Artes, los Saberes y las Culturas. La residencia realizada en el Taller de Papel en Barichara fue posible gracias a la colaboración de la Fundación San Lorenzo, mientras que el laboratorio de danza en Barranquilla contó con la articulación del colectivo artístico La puntica no má.

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