El bosque de los huesos

Obra: El Bosque de los huesos.
Compañía:
Colectivo Danza Región (Urabá) y Cámara de Danza Comunidad.
XI Festival Danza en la Ciudad.
Fecha de Función:
21 de noviembre de 2018.
Teatro:
Casa del Teatro Nacional

Por Andrea Alvarado

Un rayo de luz cae como lluvia áurea sobre su cuerpo, sus ondulaciones encierran el infinito. Al fondo, siluetas se acercan con bravura en contención. Es una fuerza latente que está a punto de estallar, en complicidad con sonidos de aves y semillas. Ella se fusiona a este grupo de sombras como en un acto ceremonial. Es un reencuentro con otros fragmentos de un cuerpo comunitario. Han recorrido distintas latitudes y habitado otros caminos, pero algo les une; es esa efervescencia, ese ímpetu del guerrero en busca de la gloria, la honestidad de la carne. Se trata de El Bosque de los huesos, una creación dirigida por el maestro José Luis Tahua en la que la danza y la música en vivo componen una percepción estética indivisible.

El golpe de tambores al ritmo de bullerengue anuncia una voz enorme y profunda. La dueña de esa voz ha estado observando desde una silla en la penumbra. Es una matrona cuya mirada transmite compasión enigmática, centurias de sabiduría que envuelven su cantar. Nadie escapa a este ritual que exalta todas las dimensiones del ser en estado de danza.

Los bailarines volaban con saltos feroces y sus espaldas vibraban como cuerdas de un arco que ha despedido una flecha vigorosa. Era una celebración revolucionaria de raíces afro e indígenas como un subtexto en esta liturgia sagrada. El bosque de los huesos, homónima al poema del peruano Luis Hernández Camarero, es una enunciación de un pensamiento reflexivo, estéticas de reivindicación. Nos invita a cuestionarnos respecto a cuál es la memoria que se pretende construir desde aquello que generalmente se concibe como danza contemporánea, y cuál es el papel de la tradición en el mundo trans-moderno.

¿Hemos sido alienados simbólicamente en nuestro propio territorio? La pieza manifiesta, en sí, una postura política que se articula en un tejido de corporalidades que rompen con discursos hegemónicos desde y hacia la danza. Es en el espíritu de comunidad que se siente, al presenciar esta obra, donde reside la mística que atraviesa al cuerpo contemporáneo en la escena latinoamericana. En El bosque de los huesos hierve un sentir pujante, un brío apasionado del bailarín suramericano, una danza que escucha, ve y siente en pertinencia con el contexto y sus dinámicas.

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