Un Chéjov

Compañía: Cortocinesis
País: Colombia
XV Festival Iberoamericano de Teatro
Funciones: 20 al 23 de marzo

Un hombre se dispone a dictar una “conferencia con fines benéficos sobre un tema popular”. El hombre ha sido enviado por su esposa, y ya desde el primer momento se ve que hay algo penoso en él. Es su atuendo, sus manías y la manera en que se dirige a su público. Está atravesado de los pies a la cabeza por su propio fracaso. La conferencia acaba por convertirse en la triste (y cómica) confesión de la realidad de su matrimonio, de su vida entera.

Corotocinesis en “Un Chéjov” ha hecho una adaptación del monólogo Sobre el daño que hace el tabaco, logrando entretejer de una manera admirable el movimiento (o la danza, si se prefiere) con el texto, ¡y sobre todo con el alma!, del autor ruso. Y lo ha hecho valiéndose del recurso fantástico de reproducir el único personaje de la obra en varios cuerpos, multiplicando entonces su ruina, su mediocridad, su resignación, pero también su poesía. Tal vez una de los mayores logros de esta pieza haya sido permitirle sentir al público la presencia constante y verdadera de Chéjov, dejarle ver lo que este pretendió exponer de la naturaleza humana: esa inevitable tendencia a la medianía cuando en el fondo duerme un espíritu romántico, esa pulsión por elevarse, por ser algo diferente a lo que la realidad suele entregar. En cada uno de los cuadros (que fueron construidos en los diferentes espacios de la casa en que se llevó a cabo la función) uno podía sentir ese ambiente triste y al mismo tiempo poético, el encierro del alma, la necesidad de gritar, al anhelo de libertad y al final, trágicamente, como un vicio ineludible, el temor y la resignación.

Por otro lado, el movimiento de la pieza, eso que llamamos danza, se ha integrado y ha transitado como si fuera el mismo texto; es decir, que una y otra cosa han hablado durante toda la obra, sin pisarse, como una misma música, de la historia referida, del hombre en el fondo de su miseria. Los cuerpos han atravesado el espacio –las escaleras, las habitaciones, la sala– como fantasmas, como girones del alma de ese pobre conferencista que no ha hecho más que aprovechar la ocasión para manifestarnos sus quejas. Todo aquello que Cortocinesis ha trabajado tan juiciosamente durante años, esa bella destreza, ha aparecido en una proporción justa, ha estado siempre en consonancia con lo que Ivan Ivanovich Niujin ha querido decir: “No sé por qué acuden a mi memoria los años de mi juventud y experimento unos tremendos deseos de correr… ¡Ay!… ¡Si supieran ustedes lo fuertes que son estos deseos!… ¡Correr!… ¡Correr sin volver atrás la cabeza!… ¿Adónde?… ¡Qué importa adónde!… ¡Lo que importa es escapar de esta vida fea, vulgar, barata, que me ha convertido en un viejo y lamentable tonto… en un viejo y lamentable idiota!…”.

“Un Chéjov” es una obra sobria pero intensa, y está cargada de imágenes conmovedoras, y hace sonreír levemente, mientras se siente correr una fuente de terror por debajo de cada palabra, de cada mirada y de cada movimiento.

En esta temporada todavía hay opción de ir a verla. La obra se está presentando en el marco del Festival Iberoamericano de Teatro, en la casa-teatro de La Maldita Vanidad, del 20 al 23 de marzo, a las 11 p.m. Dirección general: Ángela Cristina Bello. En escena: Edwin Vargas, Yovanny Martínez, Santiago Londoño.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_gallery type=»image_grid» images=»2912,2911,2910,2909,2908″][/vc_column][/vc_row]

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